“Biografía del silencio: Breve ensayo sobre la meditación” de Pablo d’Ors
El libro consta de 49 capítulos, cada uno con un título temático que refleja reflexiones sobre la práctica meditativa. A continuación, se enumera cada uno con una descripción breve de su contenido, basada exclusivamente en el texto de la obra.
- Espíritu de principiante
El autor describe su inicio en la meditación silenciosa y quieta por cuenta propia, atraído por su simplicidad y su potencial para reconciliarse con el ser. Enfatiza la tenacidad requerida para perseverar pese a las dificultades iniciales, y cómo esta práctica le permite profundizar en su identidad más allá de la literatura o la filosofía, erradicando el egocentrismo a través del ridículo y la extenuación. - Revolver el lodo
Durante el primer año de meditación, el autor experimenta dolores físicos y inquietud mental, como aburrimiento, ideas obsesivas y recuerdos desagradables, que revelan su aversión a estar consigo mismo. Aprende que la observación pura transforma el dolor y las distracciones, citando a Simone Weil sobre la atención como arma eficaz, y descubre una vida interior exuberante una vez que el “fango” se asienta. - Las olas de las distracciones
El autor reflexiona sobre cómo las experiencias intensas y numerosas lo habían confundido sobre su identidad, contrastando con la calidad pausada que la meditación promueve sobre la cantidad vertiginosa. A través de la práctica, clasifica distracciones y aprende que la verdadera vida surge en la calma interior, distinguiendo flora y fauna de la conciencia, y que las experiencias suelen desplazar la vida auténtica. - Resistencias y perseverancia
Pese a tentaciones para abandonar la meditación por dolores, pérdida de tiempo o escasos resultados, el autor persevera, reconociendo que la resistencia a la práctica es resistencia a la vida. Se centra en el silencio como revelación de la nada y el todo, permitiendo un estar en el mundo sin divisiones cartesianas, confundido con él sin pensar ni proyectar. - Demasiadas búsquedas
La meditación trae cambios como amor a la naturaleza, disminución de la lectura y nuevas amistades, que el autor atribuye a su propio camino guiado por un maestro interior. El síntoma de progreso es el deseo de más sentadas, que concentran y devuelven al ser, esencial para una vida humana digna, aunque aún persisten búsquedas que indican falta de aceptación. - El arte de la espera
El autor comprende que la vida plena surge al dejar de soñar y sumergirse en la realidad, como en la escritura inspirada por desprendimiento. La meditación enseña confianza y espera gratuita, no utilitaria, fortaleciendo la fe al mostrar que el mundo no depende de uno, promoviendo humildad y descentramiento. - El asombro de estar presente
Convertirse en meditador implica ser conscientemente lo que se es, controlando la mente y recuperando la niñez mediante el asombro ante lo que sucede. La percepción clara lleva a la dicha, ilustrada por una caminata post-retiro donde todo parece bello y uno se funde con la montaña, aceptando dolores y observando al perro como modelo de intensidad vital. - La felicidad es percepción
La meditación afina la percepción y sensibilidad, haciendo la vida más brillante y ligera, aunque el autor solo lo experimenta fugazmente, sintiéndose a menudo a la deriva entre el viejo y nuevo yo. Al arrojarse al mar de distracciones, se transforma en el oleaje mismo, encontrando su barquichuela y reconociendo la deriva como estado transitorio. - Todo cambia
Uno de los frutos iniciales es intuir la mutabilidad de todo, experimentada en la quietud donde los pensamientos se desvanecen, contrastando con la consistencia de las personas. Aceptar esta inestabilidad lleva a confiar en lo permanente, evitando definiciones cerradas que separan y condenan el pasado ignorante desde la sabiduría presente. - Yo soy el universo
Reconocer la mutabilidad e interdependencia revela la unidad de yo y mundo, fomentando compasión hacia todo ser viviente al dañar al otro es dañarse a sí mismo. La vida debe fluir sin encastillarse por miedo, evitando estancamiento que pudre el río interior, promoviendo movimiento para una biografía auténtica. - Rutina y creatividad
La meditación revela el carácter aventurero de lo ordinario, transformando rutinas en aventuras milagrosas mediante la creatividad y percepción de la novedad constante. Cualquier estado de ánimo es ideal para meditar, asistiendo al nacimiento y muerte de fenómenos interiores, habitando el espacio entre ellos donde brota la sabiduría y dicha simple. - La conciencia es la unidad consigo mismo
Ser consciente implica contemplar pensamientos sin apego, volviendo a la unidad consigo mismo, donde el yo auténtico queda tras su desaparición. La conciencia plena permite vivir sin ella, sumergido en el ahora, sosiegando la frecuencia de pensamientos que nunca se calman del todo. - Matar los sueños
Muchas sentadas involucran soñar despierto, placentero pero no meditación verdadera, ya que esta exige estar despierto en la realidad concreta, no en quimeras. La meditación desecha lo ficticio por lo real, lleno de texturas auténticas, criticando el amor romántico como ilusión decepcionante que sobrecarga expectativas al otro. - Me gusta o no me gusta
El autor se cansa de perseguir lo agradable y rechazar lo desagradable, agotador y egocéntrico, proponiendo la meditación como no imponer preferencias para contemplar la realidad pura. Lo que disgusta tiene derecho a existir y puede convenir, revelando una entraña necesaria al entrar en su médula mediante observación receptiva. - Calidad de las sentadas
Cualquier cosa sirve para meditar y robustecer el carácter, extendiendo la práctica más allá de sentadas a actos atentos como caminar o lavarse los dientes. La calidad se verifica en la vida, donde meditación y existencia se funden en contemplación sin anhelo, aspirando a ser contemplativo siempre. - Vislumbres de lo Real
La meditación posibilita vislumbres intuitivos de lo real y el ser primordial, perdidos por ruidos, respondiendo preguntas sobre el paraíso mediante entrega, no esfuerzo. Wu wei, o hacer no haciendo, capacita para recibir lo que la vida inventa, como grandes receptores que son los maestros. - Postraciones rituales y existenciales
Inclinaciones rituales ante el cojín expresan respeto al espacio interior, educando en reverencia al misterio de la realidad sin distinción sagrado-profano. La meditación revela postraciones existenciales ante ídolos como prestigio o bienestar, transformando mediante observación atenta sin juicio, madre de virtudes. - Pensar menos
En lugar de enjuiciar, afrontar las cosas permite transformación, ya que la reflexión excesiva (más del 80% irrelevante) paraliza y complica. Pensar debe ser voluntario y moderado, como comer, equilibrado con meditación para vaciar la mente y fiarse de la intuición inicial. - La sonrisa del maestro interior
En un mundo intelectualizado, despertar al maestro interior recuerda lo que ya se sabe, transformando mediante sonrisa indulgente ante hábitos, no censura. Aceptar el mal extrae bien de él, neutralizando su veneno al sonreír ante el dolor, ya que resistencias lo convierten en sufrimiento. - La propia porción de dolor
El dilema constante es estar presente o distraerse, eligiendo la atención pese a su fatiga inicial, derrocando el ídolo del bienestar al conectar con el dolor propio y ajeno. La meditación es rendición al dolor como maestro, abriéndose a la realidad en lugar de cerrarse, domesticándolo al frecuentarlo. - El iceberg es solo agua
La meditación inicia en la adultez al aceptar límites del mundo sobre deseos insaciables, apaciguando el afán posesivo para gozar lo dado en la nada donde brilla el ser. Problemas aparentes ocultan el auténtico iceberg de agua, deshecho por observación curiosa, convirtiendo vagabundeo en peregrinaje. - La puerta sin puerta
Despertar revela la cárcel ilusoria sin barrotes, inventada por uno mismo, liberándose al demoler sueños prestados no auténticos. Estudiar los barrotes y su construcción posibilita intuición liberadora, reconociendo que buena parte de lo vivido es ilusorio como amor o religión sin sustancia. - Falsos problemas
No hay problemas reales, solo falsos que inventamos para sentirnos ser, abandonables al soltar ideas sobre situaciones. Ser dichoso implica tomar las cosas como son, no como quisiéramos, abriéndose a la corriente vital con fe, quitándose como principal obstáculo. - Oportunidades del destino
Dificultades son oportunidades para crecer, como colegas maldicientes o tareas pendientes, agradeciendo conflictos que desvanece el sufrimiento al darles bienvenida. La meditación gira el dedo acusador hacia uno mismo, exigiendo madurez para asumir responsabilidades sin culpar circunstancias o demás. - El silencio en quietud
En quietud absoluta, silencio y quietud curan, diferenciándose del movimiento al propiciar concentración e interiorización para dominio de sí. La práctica revela vulnerabilidad humana, colocándola en su sitio humilde, exponiéndola para ser conocido y querido, instalándose en el no-lugar del ahora. - El poder del ahora
El capítulo explora el atractivo de la sexualidad como manifestación del poder del ahora, comparándolo con la entrega total en la meditación y actividades concentradas como la creación artística. Se enfatiza que la dicha surge de la entrega completa, donde nada resulta gravoso y todo se vuelve ligero, similar a cómo un libro se escribe solo si el autor está presente sin esfuerzo. La meditación y el erotismo comparten el encanto de un presente eterno que impide fugas al pasado o futuro. - Enamorados del drama
Se describe la meditación como un espacio no dramático, opuesto a la tendencia humana de añadir emociones y problemas para sazonar la vida. El autor concluye que la amargura o dulzura de las situaciones depende solo de la propia actitud, no de la realidad externa, y que ninguna carga es propia si no se asume voluntariamente. Meditar revela que la vida es plena sin adiciones, y que inventar dramas solo la desvitaliza. - Observar la mente es el camino
El capítulo discute las resistencias individuales en la meditación, que dependen de cada persona y se superan observando los movimientos de la mente, lo que la detiene temporalmente. Se presenta la observación como camino para acabar con la tiranía mental y unirse al ser propio, similar al trabajo con un koan como mojón en el camino. Meditar implica aceptar miedos, fantasías y preocupaciones tal como surgen, fortaleciendo la aceptación y el cambio no dramático. - Responsables de nuestro estar bien o mal
Se analiza cómo los humanos prolongan artificialmente emociones y estados anímicos para sentir que viven, pero la meditación enseña a controlarlos al reconocer que son combinaciones de sensaciones y pensamientos. El propósito es vivir la vida real, no ficticia, ejerciendo soberanía sobre las emociones mediante la no-secundación o la observación como espectadores. Esto permite crear estados de ánimo deseados o incluso abortar reacciones innecesarias. - El escenario vacío
La meditación se define como método para desenmascarar ilusiones falsas generadas por la mente, que distrae con engaños y expectativas evanescentes. Se compara el yo auténtico con un escenario vacío que acoge lo real, apartando marionetas ilusorias mediante limpieza interior. El vacío asusta por su potencial de aburrimiento, pero es la identidad radical como capacidad de acogida. - La única gran pregunta
El capítulo surge de la pregunta “¿quién soy yo?”, concluyendo que cualquier atributo es insuficiente, y la mejor definición es simplemente “yo soy”. Meditar es recrearse en este “yo soy” para purgar miserias y generar compasión, reconociendo que la sed es el agua misma. Se rechaza el recuerdo psicoanalítico o la composición de lugar, enfocándose en entrar en el propio pozo. - Un largo proceso de decepción
Se describe un proceso de decepción continua con todo lo conseguido, ya que nada se ajusta a las ideas previas, revelando que las ilusiones son el problema real. La desilusión es el principal maestro, y ayudar a otros implica acompañarlos en este proceso, mostrando que los esfuerzos por ajustar la realidad a ideas son vanos. Dejar de esperar que las cosas se ajusten a patrones elimina el sufrimiento. - Muerte de las ideas
No hay solución a los problemas porque estos son solo ideas sobre situaciones, y vivir el problema como es disuelve la ilusión. Meditar pasa de mejorar la vida a vivirla conscientemente, donde la dicha es conciencia de la desdicha, no su ausencia. El silencio crea adicción impersonal, invitando a enmudecer y escuchar, y la perseverancia surge de una llamada interna. - Una llamada misteriosa
La promesa de la meditación es misteriosa, no a algo particular sino a la unidad o serenidad, comenzando con encantamiento pero revelando un desierto árido. Permanecer en el silencio, incluso ante lo desagradable, permite que lo que disgusta se vuelva entretenido al observarlo. Ser consciente de enfados o preocupaciones previene que dominen, convirtiendo el autoconocimiento en un desafío fascinante. - Ratas de biblioteca
La meditación se resume en estar aquí y ahora, como práctica de re-unificación con el interior profundo que muchos ignoran. Requiere temple y determinación, siendo física y sobria, sin adornos, y a menudo repele a intelectuales por su dureza. Elementos como un cojín o altar simple invitan al recogimiento en una habitación neutra. - Congregación de solitarios
Meditar exige humildad para tocar la realidad sin ideales, fomentando paciencia, constancia y auto-relativización. Un grupo de meditadores actúa como congregación de solitarios que estimula la práctica sin comparaciones, y un maestro ayuda a exponer dudas. Esto enriquece la exigencia personal y el avance en la vía. - El maestro de meditación
Nadie está impedido para meditar independientemente de su pasado o estatus; solo cuenta el individuo. Se describe al maestro Elmar Salmann por su humor y autenticidad, que rejuvenece al confrontar lo artificioso propio. Las enseñanzas son fenoménicas, ofreciendo pistas, mapas y panoramas para respirar la plenitud, combinando exigencia e indulgencia. - La mirada lateral
Buscarse a uno mismo lleva a encontrar el mundo, cambiando el modo de enfrentarse al yo mediante una mirada oblicua y atenta, no fija. El observador es lo permanente que queda tras el desvanecimiento de pensamientos e ideas. En el zen, la iluminación es el camino mismo, perforado por una espera paciente como gotas de agua. - Frutos de la meditación
Los frutos de la meditación se perciben fuera de ella, como mayor aceptación, benevolencia, aprecio a la naturaleza y serenidad, resultando de una conciencia bien roturada. Vivir es prepararse para la vida, y el esfuerzo en uno mismo da frutos tardíos pero seguros, como en el arte tras años de formación. - El pequeño yo
La mirada al vacío en meditación se extiende al mundo en actitud receptiva y no posesiva, disolviendo el pequeño yo o ego mediante identificaciones falsas que se reducen. El ego resiste y reaparece, pero el zen enseña que ayudar a otros es ser uno mismo, no intervenir presuntuosamente, ya que todos somos uno. - Preferencia por el no-hacer
Permanecer en lo propio es complicado, y el zen prefiere el no-hacer para evitar violentar ritmos naturales. La meditación desenmascara mecanismos de protección que causan titubeos y miedos, invitando a lanzarse a la aventura de vivir sin pretender salir ileso. Culpar al otro es falaz; la fe derrite obstáculos. - Todo depende de nosotros
La meditación subraya que basta querer intensamente para conseguir, fortaleciendo la fe como un soldado solo en la guerra. En momentos decisivos, uno responde de lo propio ante la conciencia, dando cuenta de lo recibido y dejado en el mundo. - El dilema de la vida
El autor decide vivir plenamente la vida dada, sin privarse de experiencias grandes o pequeñas, deseando tener hijos, plantar árboles y explorar el mundo. La meditación enseña que todo es bueno y que el miedo es lo único a evitar, convirtiendo la vida en un viaje espléndido. Renacer múltiples veces agrieta la personalidad vieja para una nueva. - Nacer dos veces
Renacer muchas veces es preferible, valorando la magia de los inicios y la energía inicial en cualquier actividad. La frustración se elabora creativamente sin resignación, y lo que sucede es siempre lo mejor, ya que el devenir es más sabio que planes humanos. El desapego rompe esquemas, ensanchando el alma para mayor magnanimidad y amor. - La vía purgativa
El apego es independiente de su objeto y se purga en la meditación, que es purgativa antes que iluminativa, compensando el avance constante como peregrino. Nada es más fuerte que uno si no se apega, permitiendo sensibilidad sin dominación. La satisfacción está en el camino, no en la meta. - El país de la conciencia
El capítulo explora la conciencia como un territorio interior vasto y seguro, similar a un castillo o archipiélago, donde el meditador se convierte en señor de su propio reino, descubriendo que todo el universo externo se refleja en este espacio interno. La meditación fortalece la confianza en este mundo interior, permitiendo atravesar las batallas externas sin ser herido de manera definitiva, demostrando la eternidad del ser. Se describe como un microcosmos lleno de maravillas, donde el testigo interior siempre está presente, y meditar es reanimarlo para convivir con él de forma inteligente. - El testigo del testigo
El texto describe el testigo interior como una presencia que emerge en la meditación, inicialmente borrosa pero cada vez más nítida, y se accede al “testigo del testigo” en estados profundos, posiblemente relacionado con Dios, sin poder describirlo con palabras. Este territorio interior es magnético y representa la llamada de la patria verdadera, un camino tortuoso hacia la identidad donde el tesoro está siempre en uno mismo, llevando a una transformación hacia la libertad al vaciarse de todo lo no esencial. Los místicos logran esta vacuidad, convirtiéndose en transparentes para que entre lo divino, invitando a una virginidad espiritual fecunda. - Ética de la atención y del cuidado
El capítulo cuestiona la virginidad espiritual y la pureza del corazón como la verdadera pregunta central, criticando las vidas impostas y los proyectos quiméricos ajenos que generan inconsciencia, avaricia y soberbia. El autor decide rechazar esta impostura mediante acciones cotidianas como comer con moderación, cuidar plantas y animales, visitar enfermos, recitar oraciones y celebrar la eucaristía, apreciando lo ordinario a través de la meditación. Esto lleva a una ética de la atención y el cuidado, cultivando la vida como culto y llegando a una ancianidad feliz al contemplar el huerto personal. - La motivación inicial y las posteriores
El capítulo reflexiona sobre la esterilidad y fecundidad paradójica de la meditación, reconociendo que escribir sobre ella es una contradicción y que lo ideal es dejar de leer para practicarla directamente. El autor comparte su motivación inicial de superar el deseo de triunfo literario, que se diluyó con la práctica, dando paso a aspiraciones como vivir intensamente y unirse a los demás, perdiendo el utilitarismo. Ahora se centra en la práctica sobria por sí misma, con fe en el silencio como océano oscuro y luminoso, escrito en diciembre de 2010 para aumentar esa confianza.
Contexto de Escritura de Biografía del silencioBiografía del silencio: Breve ensayo sobre la meditación fue escrita por Pablo d’Ors en diciembre de 2010 y publicada en 2011 (aunque algunas fuentes la datan en 2012 por ediciones posteriores). Este libro surge en un momento pivotal de su trayectoria espiritual y literaria, como el segundo pilar de su Trilogía del silencio —iniciada con El amigo del desierto (2009) y culminada con El olvido de sí (2013)—. El texto es un ensayo introspectivo y autobiográfico que reflexiona sobre sus primeros años de práctica meditativa, influido directamente por su maestro espiritual, el monje benedictino Elmar Salmann, con quien se doctoró en 1996. d’Ors describe en el libro cómo inició la meditación en 2007, atraído por su simplicidad como antídoto al “ruido” interior y la dispersión mental, en un contexto de crisis personal y eclesial que lo llevó a priorizar el silencio como forma de atención plena y amor (citando a Simone Weil). El contexto inmediato de su escritura se enmarca en su labor pastoral como capellán universitario y hospitalario en Madrid, donde atendía a enfermos y moribundos en el Hospital Universitario Ramón y Cajal —experiencia que inspiraría simultáneamente Sendino se muere (2012)—. Esta etapa lo confrontaba con el sufrimiento humano y la fugacidad de la vida, reforzando su giro hacia lo contemplativo. A nivel más amplio, el libro responde a la “crisis eclesiástica” que d’Ors percibía en la Iglesia católica, proponiendo la meditación como un camino laico y accesible para la renovación interior, más allá de dogmas o reflexiones intelectuales. Su éxito editorial (más de 300.000 lectores en múltiples idiomas) lo consolidó como “maestro espiritual”, pero él mismo lo ve como una “contradicción” al escribir sobre el silencio, enfatizando que lo ideal es practicarlo directamente.Momento Vital Según su BiografíaPablo d’Ors nació en Madrid en 1963, en una familia de artistas y humanistas: nieto del ensayista Eugenio d’Ors, hijo de un médico dibujante y una filóloga. Formado en un ambiente cultural alemán, su juventud estuvo marcada por estudios en germanística y una beca Fulbright en la Universidad de Boston. Entre 1980 y 1996, se formó en Filosofía y Teología en Nueva York, Praga, Viena y Roma, donde se doctoró con una tesis sobre “Teopoética” bajo la tutela de Salmann. Ordenado sacerdote en 1991, fue misionero en Honduras, donde combinó evangelización con acción social, antes de regresar a España para roles pastorales y docentes en Dramaturgia y Estética teológica en centros de España y Argentina.Alrededor de 2010, con 47 años, d’Ors se encontraba en una fase de madurez espiritual y profesional: consolidado como sacerdote activo y escritor novelístico, pero experimentando un “desierto interior” que lo impulsó hacia la contemplación. Esta transición vital —de la acción pastoral y la crítica literaria (colaboraba en ABC hasta 2007)— hacia el silencio meditativo representa un “renacer” personal, influido por figuras como Franz Jalics (jesuita) y su propia insatisfacción con el “egocentrismo” de la vida moderna. Este momento lo preparó para fundar en 2014 la red Amigos del Desierto, un movimiento laico de meditación cristiana con miles de seguidores, y para ser nombrado en 2015 consejero cultural del Vaticano por el papa Francisco. En su autobiografía implícita, este período es de “decepción fructífera”: un abandono de ambiciones literarias (como el “triunfo” novelístico) por una vida de atención y cuidado, que él describe como “peregrinaje al centro de sí mismo” para combatir la dispersión.
Obras Anteriores y Posteriores La obra de d’Ors se organiza en trilogías temáticas, evolucionando de la exploración del fracaso y la ilusión (inicios novelísticos) hacia el silencio y la contemplación (madurez espiritual).
A continuación, una tabla cronológica con sus principales publicaciones, destacando las previas y posteriores a Biografía del silencio (excluyendo reediciones, traducciones o colaboraciones menores):
| Año | Título | Género y Editorial | Notas |
|---|---|---|---|
| 2000 | Las ideas puras | Novela (Anagrama) | Finalista del Premio Herralde; parte de la Trilogía del fracaso. Explora ambiciones fallidas. |
| 2000 | El estreno | Relatos (Anagrama) | Inicio literario; relatos sobre equivocidad y fabulación. |
| 2003 | Andanzas del impresor Zollinger | Novela (Anagrama) | Adaptada al teatro en 2011; Trilogía de la ilusión, sobre perplejidades existenciales. |
| 2007 | El estupor y la maravilla | Novela (Pre-Textos) | Continúa la Trilogía de la ilusión; influencias de Kafka y Hesse. |
| 2008 | Lecciones de ilusión | Novela (Anagrama) | Cierra la Trilogía de la ilusión; madurez novelística. |
| 2009 | El amigo del desierto | Novela (Anagrama) | Inicia la Trilogía del silencio; precursora temática de Biografía del silencio, sobre introspección en el desierto. |
| 2012 | Sendino se muere | Ensayo (Fragmenta) | Contemporáneo; basado en experiencias hospitalarias con moribundos. |
| 2013 | El olvido de sí | Novela (Pre-Textos) | Cierra la Trilogía del silencio; homenaje a Charles de Foucauld, ermitaño del Sahara. |
| 2015 | Contra la juventud | Novela (Galaxia Gutenberg) | Cierra la Trilogía del fracaso; reflexión sobre madurez. |
| 2017 | Entusiasmo | Novela (Galaxia Gutenberg) | Inicia nueva trilogía homónima; sobre pasión vital. |
| 2021 | Biografía de la luz | Ensayo (Galaxia Gutenberg) | Complemento místico a Biografía del silencio; lectura contemplativa del Evangelio. |
| 2023 | Los contemplativos | Relatos (Galaxia Gutenberg) | Exploración de figuras contemplativas; continuación espiritual. |
Esta evolución refleja su biografía: de la ficción introspectiva (pre-2010) a ensayos meditativos (post-2010), alineados con su rol como fundador de Amigos del Desierto y consejero vaticano, priorizando el “no-hacer” y la atención sobre la producción literaria.